viernes, 21 de agosto de 2009

Vuelve La Eterna y Dulce Muerte

ETERNIDAD

A Kriptonita, Lisset Farfán, Mi abuela Ana y todas aquellas personas que se han perdido en la eternidad:


Por qué debo vestirme de gala para nuestra última cita;
si por mí iría con los más sucios harapos con tal de repetirla.
Por qué debo despedirte con lágrimas de este viaje, si no volverás;

si por mí te despediría sonriente miles de veces con tal que vuelvas.
Por qué debo llevarte hoy las flores frescas que nunca te llevé;

si por mí ahora quisiera llevarte las más hermosas todos los días.
Por qué debo enumerar todas tus virtudes ahora que no puedes oírme;

si por mí te las diría a cada momento que tuviese oportunidad.
Pero ya no podré, te llevarán a donde no pueda tocarte,

y si lo hago, tú ya no sentirás las cosquillas que sentías;
que te hacían sonreír, con esa sonrisa que alegraba mi corazón
y lo llenaba de la vida que él ya no quería tener.
Había tan poco en este corazón, y tú lo encontraste.

Y aun así lo rescataste de la penumbra en que vivía.
Con tu amor lo llenaste de sueños e ilusiones,

le enseñaste que después de la noche, el día siempre vuelve a nacer.
Lo corregiste con mucho amor y sin reproches.
Le enseñaste a dar más de lo que la gente espera,

pero no le enseñaste a vivir sin ti, sin tu mirada.
Y ahora te vas, cuando más hermosa eras, cuando más el te quería,

cuando estabas tan presente en su vida; por eso te llora,
por eso mis ojos se mojan cada vez que tu recuerdo aparece.
Inútil gritarte ahora que siempre fuiste todo para mí.

Inútil besarte y darte aquellas caricias que nunca te di.
Es tan corta la vida, y tan larga la muerte;

que es imposible no estar triste, pues hasta la tristeza lo está.
Por qué debo dejarte ir sola a un lugar tan desconocido;

si bien sabes que yo iría contigo a donde nadie nunca ah ido.
El que Dios unió nuestros caminos, es lo mejor que me ah pasado,

pero que ironía, Él te puso en mi vida y Él te saca de ella.
Ahora sólo descansa y recuérdame siempre, que yo así lo haré;

te recordaré todos los días, y para no olvidarte, olvidando te amaré.
Trataré de ser siempre el mismo para que al verme me reconozcas.

Y te volveré a tocar, y tú volverás a sonreír, y esa sonrisa alegrará mi corazón;
llenándolo de la eternidad que moría por tener, para estar siempre a tu lado

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